viernes, 10 de abril de 2009

El problema Neandertal


Yacimientos como el de Le Moustier, Engis o Gibraltar, etc son preciosas joyas de la arqueología que contravienen las fronteras temporales de la evolución desde el punto de vista académico.

Son evidencias de que el tiempo es más flexible de lo que se piensa y que las líneas de la evolución no son rectas en absoluto sino que frecuentemente presentan curvas abruptas y aserradas gráficas, convergencias y divergencias a menudo explicables por la variabilidad faunística del entorno u otras causas naturales pero, que algo sea explicable en absoluto implica que la explicación sea razonable.

Es el caso del llamado “Hombre de Neandertal”, por no calificarlo más humildemente como “El Problema Neandertal”.



No quisiera disfrazarme de una erudición que no poseo pero estos yacimientos evidencian un brusco encuentro entre paleolítico y neolítico, por no decir inversión temporal, es decir, una discontinuidad en la evolución de la morfología humanoidea de muy difícil explicación, si es que la tiene.


Es como si medio millón de años hubieran transcurrido en unos pocos miles.


Este caso tiene varias explicaciones escolásticamente aceptadas y otras tantas apócrifas igualmente controvertidas, mas ninguna me parece del todo razonable.

Es como si medio millón de años hubieran transcurrido en unos pocos miles.


La explicación tradicional o más comúnmente aceptada es la de que los Homo sapiens surgieron en África y que de ahí se expandieron por todo el mundo incluida Europa, pero nuevos datos, nuevos restos vienen demostrando que evolucionaron mucho más localmente desde homínidos anteriores, véase el Homo Antecesor de la sierra de Atapuerca en Burgos (1.000.000 años).


De aquella tradicional teoría cuasi doctrina se desató una fuerte controversia aún en boga sobre el tema de la extinción de los homo neanderthalensis (en Europa) debida a la colonización o reemplazo de las especies locales por los homo sapiens emigrantes de África.



En la otra esquina del cuadrilátero con muchos kilos de peso está la aspirante al título que dice que los neandertales y los sapiens tuvieron un encuentro paulatino y de fusión en el cual los autóctonos quedarían absorbidos e integrados en la especie híbrida, desapareciendo eventualmente como especie separada.


Dando un paseo por mi pueblo no cabe la menor duda de la verosimilitud de esta propuesta, incluso es posible que el homo sapiens aún no se haya pasado por la Sierra de la Demanda, pero tiene varios escollos de tipo biológico:

1.- Generalmente los cruces entre especies dan lugar a híbridos sin capacidad de reproducción.
2.- Por lo regular los rasgos genéticos dominantes son los que refuerzan los atributos de la especie y son recesivos los que se traducen en alguna carencia o debilidad, y la estructura neandertal es a todas luces más robusta y mejor dotada que la nuestra.
3.- Por primera vez un homínido de capacidad craneal superior desaparece o evoluciona a otro de capacidad (volumen encefálico) inferior ¿involución?


Pero ahora el antropólogo Eugène Morin, profesor de antropología en la Universidad Laval (Quebec, Canadá), dice que hay que revertir estas posturas, y volver a la que se tenía hace unos 50 años, que decía que los neandertales eran ancestros de nuestra especie. Morin dice que nosotros emergimos de los neandertales y así lo dijo en un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.


Para saber más sobre el hombre del río Neander http://es.wikipedia.org/wiki/Neandertal

Mi postura refrenda la de este señor, y además, como no me da miedo que se me recuse y refute el doctorado en antropología que no me voy a sacar porque entre otras cosas hay que matricularse primero en primero, puedo lanzar al proceloso océano del ciberespacio esa tesis mía que duele tanto a sendas jerarquías doctrinales, la escolástica y la religiosa. Ahí la dejo a los cuatro vientos y a los sietes mares de la telaraña en un escueto mensaje dentro de la botella de ron que es este blog:


- Los jardineros de universo, esos que cultivan homínidos para ver si sale alguno que merezca la pena y algún día llegue a ser lo suficientemente inteligente como para ejercer de mascota mínimamente educada y civilizada, los jardineros de toda la vida, de vez en cuando se pasan por este terrario, observan cómo está de inmadura la cosecha e introducen sutiles cambios en los programas genéticos para redirigir la evolución de estas graciosas criaturas que casi piensan, y que en tanto que aprenden a hacerlo precisan de ciertos retoques y ciertas guías que los enderecen por las sendas del conocimiento.


Nuestro código tiene miles de millones de instrucciones y sentencias, imagina lo que supondría hace 40.000 años escribir “ama al otro” donde debía poner “cómete al otro”…

¿Qué porqué no se clonaron en vez de hacernos tan cutres? Pregúntaselo a ellos, quizás seamos algún arma biológica (véase cómo estamos dejando la jardinera).


Compartimos el 99’5% del genoma con estos bellos “Trolls”. Qué interesante sería identificar esa diferencia.